domingo, 13 de septiembre de 2009

3 hurras por Jesucristo!

La tesis de partida es esta: si Jesús (el Jesús literario) de pronto regresara a ver lo que ha sucedido con su "movimiento" y entrara a cualquier iglesia católica o cristiana en general, enloquecería de frustración.

Mi perspectiva personal (que no es mía ni es personal) es que Jesús era un chingón. Y no por decir eso quisiera que quienes me conocen sientan que me traiciono o me hipocretizo. No creo siquiera en un "Jesús-hijo-de-Dios" porque no creo en un "Dios-padre"; de hecho, ni siquiera estoy seguro de creer en la existencia histórica de un Jesús cualquiera. Pero insisto: ¡era un chingón!

Y el primer "¡hurra!" es por eso: porque era un chingón se crea o no en él. La Biblia, aunque algunos sacerdotes conservadores y religiones enteras se esfuercen en empujarla como tal, no es un libro histórico. Es, antes que nada, literatura. Y, como toda literatura, tiene una buena dosis de interpretativa. Más aún siendo un conjunto de textos tan simbólicos como lo son. Lo que importa al final será lo que se lea sobre lo que la figura de Jesús (real o no) propone o sugiere. De verdad que si se toma la Biblia por el mensaje que trae de por medio y no por lo que tiene escrito en medio, uno encuentra cosas bien útiles, bien entretenidas y bien prácticas.

La primera parte es quitarle su pretención literal y entrever su intención literaria. Después dejar de emitir juicios "reales" sobre connotaciones simbólicas. Y desde lo que quienes escribieron a la figura de Jesús plasman: ¡las ideas del tipo son bastante interesantes! No son nuevas - remitámonos a los mensajes previamente formulados en oriente - pero son ideas chingonas (por no querer usar otro adjetivo menos altisonante).

Un segundo "¡hurra!" por la desmitificación divina de Jesús. En mi capacidad de manifestar abiertamente mis ideas, no es mi intención pelearme con aquellos que tienen fe en esta figurilla del buen Jesús. Respeto su creencia en la misma medida que defiendo las mías. Es solo que hay algo que me hace ruido tras haber escuchado una plática de un sacerdote, donde Jesús "es la encarnación de Dios hecho hombre, igual a todos los hombres menos en el pecado" y me ha parecido una contradicción. Es decir: el ser humano es, en la mitología cristiana, imagen y semejanza de Dios, y lo que lo divide por los errores de Adán y Eva es precisamente el pecado. ¿Jesús es igual al hombre en todo menos en el pecado? Entonces no es hombre, es dios y punto.

Para algunos será válido, pero a mi entender Jesús sería una figura mucho más impactante y "chingona" si se le hiciera hombre de una buena vez. Si se le desmitificara, si se hablara de un individuo como todos, que comía, que cagaba, que sentía... algo soberbio, algo envidioso, algo ambicioso, algo vicioso... vaya: si alguien con las mismas disposiciones que todos pudiera llegar a lo que llegó, su ministerio adquiriría un valor amplificado. La divinización de Jesús-figura resta méritos, si me estoy dando a entender. ¿Y por qué seguir mitificándolo? ¿Existiría alguna diferencia? ¡Si Jesús tuviera sexo con mujeres a su gusto no existiría una diferencia sustancial con su mensaje! De hecho, no habría mayor diferencia, salvo la de sentir que ese Jesús (ese primer Hippie, ese cabrón revolucionario, ese Maestro de Vida) es cercano a nosotros porque es tanto como los demás.

Y el tercer "¡¡Hurra!!" por ser mi héroe personal. Porque mis héroes son aquellos individuos que marcan la diferencia en la Verdad y las acciones. Los que "hacen el reino" al procurar un mundo más humano; pero no desde la palabra y desde la misa, no desde la oración desenfadada. Desde la acción. Desde la vocación y (pero sobre todo y) desde las consecuencias. Héroes aquellos que asumen su camino y su cosmovisión a favor de un mundo humanizado, una realidad que suene a "Reino" con erre mayúscula, y sepan justificar sus causas y cumplir sus consecuencias. Ahí sí no cualquiera. Jesús - en su mensaje, en su símbolo, en su figura, en su idealización, en su pronunciación - lo supo hacer, y eso es lo que se debe apreciar y aprender de su ministerio. No exclusivo (otros lo enseñaron antes que él, otros lo siguen enseñando hoy en día) pero sí admirable. Más allá del Dios, del Rebelde, del Rey, del Fantasma: las ideas.

Y si de pronto existiera de nuevo y se hiciera vivo 'de nuevo', se encontraría con que, en lugar de tomar su ejemplo y continuar con la esencia de lo que vino a hacer aquí, una sistematización de siglos y siglos de antigüedad procura a cambio la veneración de los motivos subjetivos bajo los mensajes. Incarse ante la figura de un sujeto en una cruz, predicar y predicar la palabra, rezar a coro oraciones aprendidas en mecanizaciones cualesquiera... esa es la frustración última de la que parte la tesis.

No, camarada, no se trata de eso. Se trata de ver qué chingón es el mensaje de Jesús, entenderlo y practicar su esencia. Meter las patas al lodo por las cosas que nos hacen mejores seres humanos. No rajarse cuando los madrazos que nos ganamos en el camino se nos vienen de frente. Se trata al final de ser hermano del otro, ser parte del Reino aquí (el cielo y el infierno son para los románticos: aquí), se trata de darle su lugar a la gente por ser humana, buscar justicia, buscar verdad, pagar lo que sea su precio a cambio. Y vivir así, pero vivir: porque nosotros estamos y somos; y somos reales, todavía no literarios. Y en tanto tales, se trata de lo que hacemos, no de lo que decimos sobre lo que hacemos. Se trata de también ser chingones, pues.

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viernes, 11 de septiembre de 2009

Hoy me quiero burlar de los jodidos

Hoy me quiero burlar de los jodidos. De los que no tienen nada porque todo se pretenden ir llevando. De todos esos que se ven en tercera persona, arriba de alguien que está abajo, y buscando al de abajo del de abajo. Jodidos todos.

Uno me dijo "mira que fulano trae un vocho, yo en cambio tengo un Mercedes". Fulano dijo "mira que yo tengo un vocho y mengano a penas tiene una bici". Y Mengano dijo "mira que yo tengo bici y tú tienes que ir a pie". Y entre quienes van a pie, unos llevan tenis nike y otros llevamos tenis de mercado. Y luego veo a los de a de veras, niños en la sierra que corren descalzos y no conocen los tenis. Y les digo: "miren que no tienen nada, y yo tengo tenis de 70 varos, y Mengano tiene bici y Fulano tiene un vocho y Uno tiene un mercedes..." y los de a de veras se encogen de hombros y siguen corriendo por terrenos que ningún tenis ha corrido y ningún mercedes podría siquiera correr. Y entonces los de a de veras y yo nos reímos mucho de los jodidos.

Esos jodidos, que valen por lo que traen puesto; que disfrutan de la vida como si les perteneciera pero no saben qué hacer cuando la vida les dice que no es cierto: que a penas caben, que no trascienden, que no marcan la diferencia.

Yo me quiero burlar de todos esos, porque al final del camino no es lo que te vas a llevar, sino lo que vas dejando. Porque la doble moral los marea (se les ve en los ojos: los marea), porque criticar es más fácil que proponer, y ellos se facilitan las cosas criticando y dejándose criticar. Porque sus guerras son de juguete, sus ideas son de peluche y hasta su indiferencia es intrascendente. Porque creen que ser temido es ser respetado; porque creen que "el pueblo" son "los otros" y se autoexcluyen de la realidad que les corresponde. Porque pagan toneladas por cultura desechable.

De los que gastan en cosas que se ven mejores por su nombre en extranjero, y no se han dado cuenta que con un pedacito de lo mismo que se gasta se pueden alimentar noches de verdad con gente de verdad, con entes de a de veras que caben en un abrazo y con el único común de parir risas sinceras.

De los que tienen condicionada su sonrisa; de quienes conocen su precio; de quien da más valor a su peso o su camisa que a la mirada que oculta... de esos me quiero burlar. Burlémonos.

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