domingo, 31 de octubre de 2010

7. Falsa Paradoja del Machismo Feminista

(De 13 divertidísimas incongruencias sociales, ver etiqueta...)

De las ideas redactadas en la compilación que me ocupa, esta es la que más trabajo cuesta escribir. ¿Cómo abordar en dos cuartillas un tema con una complejidad del tamaño de la Historia y tan antigua como tal? Polémica de por medio, mi respuesta es simple: escribir lo que alcance en dos cuartillas y lo demás dejarlo para la discusión atropellada. Sin más.

La figura de la mujer en la sociedad ha cambiado mucho, pero es cierto que su movimiento se ha visto siempre como un movimiento subordinado o inferior al del hombre como género. “Como si la mitad femenina del mundo fuera una minoría”, escribió una vez Galeano (me parece) y escribió acertadamente. La discriminación a la mujer es un fenómeno bien difícil de estudiar y de seguir; de opinar y sostener. Si ha de hacerse bien, tendría que ser desde la mujer misma pero pasa algo: el discurso se feminiza y sale más caro el caldo que las albóndigas. Explico.

Siglos y siglos de machismo y discriminación sexual desembocan en el movimiento feminista cuyo discurso, al tiempo, va perdiendo vigencia. La búsqueda de un respeto individual de la mujer como ser humano independientemente de su sexualidad suponía la supresión del machismo como mecanismo idiosincrático dominante: equidad de género. Igualdad de condiciones sociales. Iguales oportunidades basadas en la capacidad de la persona como persona y no en si tiene senos o testículos. Pero el discurso se hizo moda y entonces no se trató de encontrar un “mujer=hombre” en términos sociales, sino un “mujer>hombre”. Discurso estúpido en un sistema todavía (triste: todavía) falocéntrico, por usar una palabra rimbombante tras no querer ser yo quien diga “regido por hombres”.

La moda del discurso feminista comienza por hacerse patente en las mismas ideas de emancipación sexual, pero digeridas en un “soy mujer y no necesito hombres” “soy mujer, autosuficiente y siempre subestimada” “soy mujer y soy un ser superior”… Llegando a lo que personalmente defino como ‘generación Bitch’. Una generación de jóvenes y adolescentes que se jactan de ser perras: de ser mujeres que dominan, manipulan, triunfan por encima de toda opinión sobre ellas, para bien o para mal. En mis tiempos ser una perra era ser una puta. De pronto ser una perra es la onda. ¿Que los hombres pueden andarse tirando a 10 viejas si quieren? ¡Pues las mujeres podemos con 15 pendejos! Al final y para no hacerme el cuento largo, el discurso feminista se deformó hasta perder vigencia por la obvia razón de que fue dejando de apelar a una esencia de equidad sexual y se convirtió en una guerra de juguete. Una competencia innecesaria.

De forma que el fenómeno social de la posición femenina en el sistema social ha vuelto al discurso de equidad sexual por orden natural, dejando solo una estela de feministas confundidas, discursillos gastados y grandes corporaciones haciéndose ricas por la guerra inexistente. Porque los productos que manejen un enfoque de ser parte de la diferencia que te hace a ti, mujer, un ser superior, venden. Y venden bastante bien.

De pronto nos encontramos con las mujeres de esta era: mujeres que ya pueden pensar en hacer una carrera y desenvolverse como parte activa de la sociedad sin tener como prioridad casarse y tener bebés. Mujeres que no solo pueden aspirar a ocupar una parte importante en la dinámica social, sino que de hecho lo hacen por derecho propio y orden natural. Mujeres con voz y voto. Pero siguen, me temo, discriminadas; y el machismo no termina de dejar de operar por muy poco que funcione. Mi postura aquí tiene que ver con el título del presente ensayo.

Lo incongruente del asunto es la paradoja de un machismo feminista donde las mujeres, al ser históricamente discriminadas en la sociedad, exigen equidad y pelean por derechos que las coloquen en el mismo nivel que los hombres. Y ante esto comienzan a darse “grandes pasos” en la búsqueda de equidad sexual: dependencias de gobierno en pro de los derechos de la mujer, asociaciones civiles para mujeres discriminadas, comercios específicos para la mujer, mercados específicos para la mujer, taxis rosas… ¿se alcanza a notar la incongruencia? En mi afán de demostrarte que apoyo la equidad sexual y estoy de tu lado, segregamos tu género en especificidades que te marcan como diferente PERO te dignifican. Tamaña basura. Asociaciones que ayudan a la mujer que es madre trabajadora, hija de familia responsable de sus hermanos o padres. No una dependencia que apoye a una mujer que estudie la Universidad o pretenda hacer algo más que no sea reproducir el modelo de Mujer para lo que las especificidades han sido creadas… No una dependencia que apoye a un individuo tal, cuyo criterio de selección no tenga que ver con genitales.

Fuera de las diferencias biológicas, hablando socialmente, yo creo que las personas por ser personas deben valer. Vomito todo discurso que se justifique en marcar diferencias “porque los hombres (X) mientras las mujeres (Y)” como generalidad. Y mientras no se vomite socialmente la segregación social –tremenda etiqueta- lo único que se está logrando es mantener el discurso de que hace falta un cambio sin procurar siquiera intentar cambiar el enfoque. Es muy simple: no podemos tratarnos como iguales mientras insistamos en repetirnos que somos tan diferentes. Es el feminismo una chaqueta mental fundamentada en un absurdo dominante (el machismo). Lo escribe un hombre que no cree en ninguna de las dos y así sea. Cualquiera de las dos valida a la otra; hace falta parar ya de tanta mierda.

1 comentarios:

Ana Lilia Ramírez B. dijo...

"Sobre el 8 e marzo, “Día internacional de la mujer”
No sé si merecemos un día, que un día nos consientan y nos obsequien y jueguen a respetarnos... pero si creo que merecemos reconocernos y reconocer al ser humano como eso, como un ser humano, no como un sexo, ni con un género, sin anteponer un él o un la, reconocerlo como una parte del universo que vive, piensa, sueña y siente...
La felicidad no se reviste de hombre o de mujer, no se disfraza con un sexo ni se encuentra en una pareja, la felicidad nadie te la da, se cultiva, se crea y recrea en todos y cada uno de nosotros...
Somos mujeres y en este día nos felicitamos, pero al siguiente nos deshacemos y revolcamos, no importa por que, y proferimos palabras duras para otras de nuestro género y condición y situación y un largo etc., somos mujeres pero no somos mejores, solo a veces somos un poco más cobardes... aprovechamos el dia para aplaudir nuestra cobardía?? para fingirnos mártires de una sociedad que llenó de gloria al otro sexo? pues que buenas víctimas somos, pero a estas alturas creo que ya no nos queda ese papel...."

Es un fragmento de algo que escribí hace ya unos años como respuesta a una entrada por cierto.
Y bueno, me agradó esta entrada, no había leido un planteamiento tan bueno y convincente, aunque realmente dudo que nos detengamos a veces siquiera a reflexionar al respecto y creo que lo malo es que muchas veces no terminamos de digerirlo, defendemos una postura sin saber a veces bien que es lo que estamos defendiendo en este caso con la idea de que si el machismo es malo pues lo radicalmente opuesto debe ser bueno o por lo menos favorecedor, y entonces si ser sumisas y doblegarse mantuvo a las mujeres sometidas tanto tiempo asumimos que ser unas "perras" nos llevará a dominar el mundo? que triste que a veces nos gusté vivir una mentira, y que persigamos una meta que desconocemos; equidad de género! ja, y cómo hay discursos al respecto caray!, pero al final sigue siendo eso que bien dices "segregamos tu género en especificidades que te marcan como diferente PERO te dignifican"... y como nos enorgullecémos =( .
Bueno, me voy, todavia tengo que leer "porqué los hombres aman a las cabronas" jaja saludos!

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