domingo, 18 de octubre de 2009

Alzheimer colectivo: pan y circo.

Cuando uno siente que le están viendo la cara de pendejo, lo mínimo que se puede hacer es manifestar su molestia.

El cuento es conocido: Luz y Fuerza del Centro es eliminada del mapa por un gobierno calderonista que no sabe pa donde patalear en las arenas movedizas de esta crisis en desarrollo. No sabe pa donde, pero solo sabe patalear. En fin: el BOOM mediático señala a un sindicato abusivo en una empresa estéril que genera pérdidas millonarias y etc. Mientras en la tele se ofrecen las razones para que la gente entienda la "necesaria" medida, en el Internet, la Jornada y otros círculos más letrados se habla de la injusticia del proceder gubernamental. ¿A quien irle?

Puede ser que sí: que LFC pierda más dinero del que puede ganar, que los líderes del sindicato exigan prestaciones ridículas y las cosas sean tan feas como dicen que son. Puede ser que también: el cierre de la empresa represente un intento "enmascarado" para la privatización convenenciera de recursos a favor de la IP. Lo que de hecho es (no 'puede ser': ES) es que están pasando por encima de la gente de una manera anticonstitucional, auoritaria y francamente vomitiva. Gobernación dice que la empresa no genera. La empresa, con todo y todo, no la maneja el sindicato sino sus altos mandos que son... pues en este caso el mesmísimo gobierno (convenientemente paradójico). Y si una situación de crisis interna es tan grave como para "requerir"- como dice Calderón que requirió - el cierre de la empresa, no es algo que pasara en un momento: fue algo que se dejó crecer sabiendo a donde llegaría. No se vale ir fumando un chingo diario y después quejarse de que te da cáncer.

Lo que aquí quiero expresar es algo todavía más general a partir de esta situación: en Roma, Juvenal ironizaba la manera en que se mantenía a la ciudadanía fuera de las decisiones políticas inonvenientes: "panem et circences". Al pueblo pan y circo. Entretengan al pueblo y el pueblo no se meterá con el gobierno. Si el pueblo no se mete con el gobierno, el gobierno haga entonces lo que quiera... con el pueblo gobernado.

Me queda claro que si las cosas están bien hechas, el Pueblo puede participar, saber, opinar, ejercer sus derechos... me queda claro que si algo no está bien hecho, entonces vendrá siempre de la mano del circo mediático y demás. La ocupación de LFC no se hizo de manera que quedara evidentemente clara ante la sociedad: se hizo durante la euforia colectiva de una selección nacional de fútbol calificando al mundial. Si fue necesario que el pueblo tuviera un distractor, entonces significa que la acción cometida es contra el pueblo. Lógica tal vez demasiado elemental pero, si reflexionas en ello como axioma, repleta de sentido.

Del "panem et circences" al alzheimer colectivo nada más media un poco de tiempo. Al final no es culpa ni del sindicato ni del gobierno. La culpa la tenemos nosotros como sociedad. El sindicato es la excusa y el gobierno la causa, pero es nuestro Alzheimer social el que le dota sentido y movilidad a la mala pasada. Usando unas olimpiadas se pretendió reprimir un movimiento estudiantil en 68; de la mano de un marciano comecabras se anticipó un movimiento inflacionario a favor de unos cuantos y en contra de muchos más en 94; te llenan de teletón y sergio andrade y michael jackson mientras violan niñas en la Sierra, implementan impuestos innecesarios y formulan alianzas partidistas que rayan en lo grosero (para muestra la coalición PAN/PRD que amén del absurdo ideosincrático también maquilla, por ejemplo, el trasfondo de la pugna por un supuesto fraude electoral en 2006)...

El problema es que como sociedad civil dejamos de lado nuestra conciencia histórica, nuestra memoria histórica. No hace falta escuchar al incompetente de Calderón y sus razones desde la lengua de López Dóriga - lengua a medio pudrirse a fuerza de lamer botas. No hace falta leer la Jornada y Milenio para hacerse una opinión popular. No hace falta. Hace falta recordar, darse cuenta, reaccionar. Nos están viendo la cara de pendejos desde hace siempre. Y desde siempre se los vamos permitiendo, tragando pan y circo hasta perder la memoria.

Basta ya, digo yo. No se vale que nos pasen por encima y se burlen de nosotros. No se vale que se sigan cometiendo atropellos como el de LFC: con una mano señalando y jurando mil razones y con la otra alimentando una cámara de diputados que, si el despilfarro de recursos, la incompetencia del trabajo, el no pago de impuestos y el abuso de unos cuantos sobre recursos públicos van a ser la medida, entonces el congreso también debería ser cerrado con las mismas condiciones con que atacaron al Sindicato de Electricistas.

Apoyemos toda causa contra quienes nos quieren ir borrando la memoria. Tengamos sensibilidad civil para con los nuestros. Unámonos al menos en lo básico: el derecho a ser tratados más como personas y menos como borregos. Nos siguen viendo la cara de pendejos y, como dije, lo mínimo que se puede hacer es manifestar el descontento.

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