martes, 22 de marzo de 2011

Moraleja de la pulga

Cuando un perro tiene muchas pulgas, se sacude. Es natural entender eso porque las pulgas pican, y si pican duele. Del mismo modo, el perro planeta Tierra es un ser vivo y las pulgas le pican. Son casi siete billones de pulgas; y es natural que se sacuda.

Cuando toca hablar de temas ambientales me encuentro con sentimientos encontrados: por un lado me gusta la idea de cuidar al planeta y tener la conciencia de la forma en que el consumo humano lo ha venido desgastando; por otro, me purgan los discursos ambientalistas de optimismo irrelevante que señalan con el dedo una responsabilidad ecológica que no pretendo atribuirme.

Y vamos: hago lo posible por cuidar el agua (no le jalo al baño hasta que sea necesario, uso la misma carga de agua para tres cargas de ropa en mi lavadora...), no despilfarro energía eléctrica a lo güey ni compro loros en peligro de extinción. Me preocupa el planeta. Me gusta el planeta. Pero observo más allá de mi nariz en el asunto tan perturbador del fin del mundo en curso: no sirve de nada apoyar en fb un movimiento de "darle un respiro al planeta" apagando mi luz de 7 a 8 de la noche para sentir que cambiamos las cosas.

No invalido los esfuerzos de quienes le dan "un respiro al planeta" ni digo que sea una causa errada. Pero yo lo veo así: apago la luz un par de horas y voy al cine (porque ni modo de estar en casa a oscuras) y veo una película espectacular. Hollywood no apaga sus luces una hora al mes; Las Vegas no apaga sus luces una hora al mes. Y son ese tipo de luces las que valdría la pena apagar para que el mundo de verdad tenga un respiro. Pero como no lo hacen, la responsabilidad está en los pequeños ciudadanos promedio que sí podemos. A mi parecer, la situación es una piedra de Sísifo que a estas alturas no puede cambiar.

Y cuando estas pulgas (chiquitas y grandotas) molestan demasiado, la Tierra se sacude. Haití, Chile, y la más reciente rascada en Japón. Pasa que el planeta se defiende, como es natural. Pero lo más interesante del fenómeno es la manera en que el planeta desenmascara nuestra estupidez; nos hace ver que no importa si somos 3 o 7000000000 pulgas, ni si somos grandes pulgas o pequeñas pulgas: somos pulgas nada más.

Porque resulta que Japón, aún a sabiendas de que es una isla en el pacífico sumamente propensa a catástrofes naturales marítimas, y aún a sabiendas de que además tiene accidentes geográficos muy inestables, y aún a sabiendas de que es una zona sísmica muy fuerte, toma a bien poner una planta de energía nuclear cerca de la costa. "No importa, con nuestra super tecnología podemos garantizar que la planta no causará problemas, que soporta sismos fuertes. Somos japoneses, la naturaleza nos la pela..."

Y no: la tierra se rasca y tiembla. Más fuerte de lo que pensaron que podría llegar a temblar a mediano plazo. Luego el agua se alborota y ya: el planeta se ha quejado de las pulgas molestonas. Luego las pulgas hacen el resto. La planta nuclear se vuelve más peligrosa que el maremoto y ¿quién pagará las consecuencias? Naturalmente los poderosos toman un helicóptero, salen del problema y comienzan sus programas de contingencia no-cunda-el-pánico, todo-está-bajo-control... y la gente que no tiene helicóptero es la que al final pagará el berenjenal con su vida o con un tormento radioactivo atroz. Probablemente la misma gente que cuida el agua, apaga su luz una hora al mes, recicla y junta firmas para evitar la caza de ballenas...

MORALEJA:
Un sismo de 12 grados partiría al planeta en 2. Los ricos y los pobres se mueren igual y sienten igual el frío o el calor. Podemos seguir hablando o bombardeando Liberia, podemos hacer lo que se quiera desde abajo para cuidar al planeta, ya sea no contaminando en chiquito o presionando para que no se contamine en grande. Podemos fanfarronear y pensar que nada nos puede suceder, que tenemos mejores planes de contingencia que en Japón, que tenemos mayores recursos que Haití, que nos podemos acostumbrar a ser Chile. Un sismo de 12 grados, literalmente, partiría al planeta en 2.

Al final lo más conveniente para un perro cualquiera, es simplemente no tener pulgas...

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