lunes, 24 de agosto de 2009

Disección al Monstruo Sistema

Nosotros, corpúsculos sociales, nos desenvolvemos lo más plenamente posible dentro de un sistema que se mueve y que respira. Somos la unidad mínima de organicidad en la dinámica social: consumidores, antes ciudadanos. Y antes de eso (habrá quien se acuerde) fuimos seres humanos.

¿A quién culpar cuando, deteniendo el carrusel donde giramos para echar un vistazo a lo que estamos logrando, descubrimos que como ciudadanos y/o humanos no estamos de acuerdo con las condiciones en las que este carrusel gira? Respuesta lógica: ¡al Gobierno!

Pero verás: existe un monstruo de muchasmil cabezas que es, digamos, el fabricante y operador del carrusel en que estás montado (y sí: como caballito de carrusel estás soldado y sólo puedes ir para la dirección en que el monstruo diseñó). El monstruo se llama Sistema y, como el Coco, seguro habrás oído hablar de él. Este monstruo representa una pecera donde nosotros nadamos, sintiéndonos diferentes aunque seamos mismos peces y entendiendo su cristalina y turbia agua como el océano, la única agua posible. La pecera no es pecera, como el truco del diablo ha sido convencer al hombre de que el diablo no existe. Aquí una disección/retrato hablado del monstruo.

(Paréntesis: si te dan miedo los monstruos y no puedes dormir cuando conoces a uno, puedes dejar de leer y volver a la pecera)

El Gobierno es la piel del monstruo, la cara. El órgano más grande del cuerpo. Es natural que todos se quejen contra el gobierno por lo que el Sistema hace dado que el rostro es el lugar más escupible y cercano para contemplarlo. Pero sería como asumir que el conejito es solo diente bonito y colita de algodón, y no tiene vísceras ni caca en ebullición dentro de sí, como todo otro ser vivo.

Lo primero que hay que ver (cuidando de no tocar) al hacer la disección, es la médula espinal: desde el cerebro hasta el culo, el Capitalismo se extiende a sus anchas permitiendo que todo pueda moverse. Se trata del modelo económico, ideológico y social en el que se mueve el cuerpo del Sistema, y condiciona todo lo que sus partes hagan o dejen de hacer. Del Capitalismo salen ramitas que llegan a cada parte del Sistema. El Consumismo logra así, como enramado nervioso, lograr que los conceptos como compra-venta, oferta-demanda, necesidad-placer (entre otros) se exacerben hasta el máximo y perpetúen la vida del Sistema. Todo el Monstruo depende de esta dinámica fundamental.

La Familia - organismo dentro del organismo - es la célula que fomenta, transmite y perpetúa toda acción decidida por el monstruo. Lo logra ejerciendo su influencia nerviosa en el llamado “sistema de valores”: románticos bacilos que permean a las familias y se arraigan en ellas, y cuya carga de utilidad social se trasmuta temporalmente de acuerdo a los intereses del Sistema.

La Iglesia – no la católica en particular, sino toda institución que regula la fe de una colectividad (esa creencia infundamentada del ser humano a las cosas que no puede explicar) – es la encargada de regular los bacilos del “sistema de valores”. La Iglesia limpia al Sistema, lo depura, ejerce un control ideológico directo sobre la parte del individuo que no contempla el resto del organismo.

El sistema circulatorio es vital. Parece que no es importante porque siempre está ahí, irrigando detrás de los órganos, pasando como si nada, yendo y viniendo con la sangre y, en ella, todo lo que el Sistema necesita para alimentarse internamente… pero sin llamar demasiado la atención. Se llama Mass Media; es todo el entramado de medios de comunicación y, simplemente, el Sistema depende de él porque sin este mecanismo tan complejo y caprichoso no puede ni siquiera hacerse llegar sus funciones a sí mismo. Ni el cerebro funciona sin sangre, y el corazón (mainstream) lo sabe (y ejerce poder por saberlo).

Capitalismo, Consumismo, Gobierno, Familia, Iglesia, Mass Media… órganos importantes. Pero el Sistema también está compuesto por órdenes menores que lo ayudan a ser tan abrazador: vísceras y fluidos, apéndices (miles de apéndices), huesos y demás curiosidades. Así: Gobierno tiene a Milicia, encargada de poner orden a favor del Sistema (sea necesario o no), apelando a un sentimiento casi hormonal que el monstruo nos ha inventado llamado Nacionalismo o Soberanía, ideales que se inyectan eventualmente al sistema de valores y repercuten en la lealtad colectiva de los individuos. Endorfinas, qué más da…

Democracia: parte fundamental del Sistema. El monstruo no va a permitir que una revuelta (miserable virus) afecte su superviviencia. Antes de salir y poner correas materiales sobre las correas invisibles que tiene en su telaraña, permitirá que los individuos crean que esas correas no existen: que pueden escalar la telaraña, tejerla con el monstruo, ser parte del monstruo. Te permite creer en el libre albedrío, en la posibilidad de confrontar al Sistema, de salirte de su red, de luchar en contra suya. Los “movimientos antisistémicos”, aparato inmunológico del Monstruo, son regulados y controlados, pero siempre posibilitados. La carta maestra está en el ideal democrático, tácito y común acuerdo entre el Sistema y los Víruses que desean impactarlo al fin.

El sistema educativo, aparato reproductor, encargado también de definir los roles de los individuos a favor del Sistema entero, mecanismo de control primario, alienante directo que llena los huecos que la Familia no pudo llenar a tiempo. Burocracia: organismo funcional que depura los protocolos sobre los que el Sistema opera. Clases sociales: sistema de entretenimiento que hace posible al Sistema tener sentido para sí mismo, motor de la dialéctica. Esnobismo: mi parte favorita, corpúsculos que caminan entre nosotros, representantes del sistema inmundológico que generan las clases sociales. Si ellas son el motor de la dialéctica, el Snob es el aceite en sus engranes.

Hegemonía: por fin el cerebro. La globalización capitalista, no tan solo económica, sino también ideológica, cultural, social… el leit motiv del Sistema. Lo que convierte a este maravilloso ente gigantesco en un Monstruo ojete a quien habrá que echarle la culpa de algo.

¿Habrá que echarle la culpa de algo?

Tener conciencia del monstruo es el primer paso. No se puede uno salir del Sistema, no escapar de sus garras. A este licántropo (porque es un verdadero Hombre Lobo) no hay bala de plata que lo asesine. Nos queda la conciencia de que no es solo un Gobierno o un Estado de Derecho lo que nos está pesando, sino una entidad mucho más compleja. No podemos matar al Monstruo, pero podemos pasarla mejor entre nosotros si esa conciencia nos lleva a concluir que, aunque giramos al mismo lado que todo el carrusel, nuestro caballito puede ir viendo para otro lado. Para evadir al Licántropo debemos dejar de ser Hombres como lobos de Hombres. De ahí, en chiquito, se empieza a cambiar al mundo. El cáncer empieza igual, tumor insignificante…

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